Para el ojo  del inversor experimentado, que conoce los aspectos básicos para sacarle jugo a la compra de una vivienda con el objetivo de ponerla posteriormente en el mercado del alquiler,  es más fácil detectar algunos puntos básicos, que no son tan obvios, sin un conocimiento profundo del sector. 

El primero de ellos, la ubicación, tanto a nivel del municipio en el que se encuentra como en qué barrio dentro de ese municipio. 

El segundo aspecto, también vital, es la tipología de la vivienda, que conviene conocer bien para dar en el clavo con la inversión. 

Hay un tercer aspecto que tiene que ver con el régimen de alquiler, que también puede suponer amplias variaciones en la rentabilidad de la vivienda.

No es lo mismo el alquiler residencial, ya sea de vivienda completa o por habitaciones (entre ellos ya hay diferencias sustanciales), o incluso dentro de esta tipología de alquiler (ley de arrendamientos urbanos) podemos encontrar diferencias entre la larga estancia y la corta estancia (con sus diferencias legales), que el alquiler turístico, que trae grandes réditos a los propietarios, pero que no todas las ciudades lo permiten ni todas lo demandan. 

A su vez es importante conocer que tipo de cliente es el groso de la demanda de cada ciiudad y cada zona de España.